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La limpieza de la piel es fundamental para mantener la piel sana y bonita, además nos ayuda prevenir enfermedades. La principal función de la piel consiste en actuar como barrera frente lo que nos rodea, la contaminación, las radiaciones solares, microorganismos patógenos, etc. Esta función puede alterarse si no utilizamos un limpiador respetuoso con la piel, con un pH similar a la misma, alrededor de 5,5. Un limpiador adecuado no solo eliminará toda la suciedad acumulada del día y del maquillaje, protector solar, etc. También elimina los microorganismos potencialmente patógenos que nos rodean, por lo que también contribuimos a la salud de la piel. Además, una buena limpieza te permitirá lucir el brillo natural de tu piel, ese glow que tanto nos gusta.
Existe una gran variedad de productos en el mercado para la limpieza de la piel, desde pastillas de jabón, limpiadores espumosos y no espumosos, leches limpiadoras, aguas micelares y aceites. La elección depende sobre todo de tu tipo de piel, el estado de tu piel y tus gustos personales. Un buen limpiador adecuado para ti no tiene por qué ser un producto caro, es un error pensar que los cosméticos caros funcionan mejor que sus equivalentes más baratos.
Pastillas de jabón
Las pastillas de jabón (pH= 8-9) suelen ser demasiado agresivas para la piel de la cara, afectando a la función barrera, debido a que eliminan de forma muy eficaz los lípidos (grasa) de la capa superficial de la piel, estos lípidos tienen la función de protegernos del exterior y de preservar la humedad del interior de nuestra piel, por ello al utilizar una pastilla de jabón (ojo, por muy natural que sea) nuestra piel la sentimos tirante y con sequedad. Puedes pensar que es la solución para las pieles grasas, pero no es así, se puede producir un efecto rebote y producir más grasa.
Limpiadores espumosos y no espumosos
Son productos tipo gel que necesitas mojarlos con agua y pueden formar espuma o no, en general la espuma no limpia mejor, de hecho es más irritante, pero nos da sensación de limpieza facial, las pieles más secas y sensibles deberían elegir un limpiador que no haga espuma. Los limpiadores espumosos son más adecuados para las pieles grasas.
Leches limpiadoras
Las leches limpiadoras, no necesitan mezclarse con agua para limpiar la piel, se puede retirar con un disco de algodón, gasa o muselina. Las leches de limpieza facial disuelven el sebo y la suciedad, y son adecuadas para la piel seca, ya que contienen ingredientes hidratantes en la piel que mejoran los síntomas de sequedad.
Aguas micelares
Las aguas micelares están formuladas con diminutas micelas (bolitas de moléculas de aceite limpiador) suspendidas en agua para extraer la suciedad y el sebo. Sirven para todos los tipos de pieles, pero mi opinión es que se deberían de utilizar ocasionalmente o al menos enjuagar con agua, ya que contienen surfactantes (la sustancia que limpia porque disuelve la suciedad) que irritan nuestra piel y desde luego no necesitamos tener en nuestra piel durante todo el día o toda la noche, no obstante, las aguas micelares pueden ser útiles en una doble limpieza facial.
Aceites limpiadores o bálsamos
Son unas emulsiones que se rompen con el agua y cambian a una textura lechosa que elimina fácilmente el maquillaje y los protectores solares. Son muy eficaces a la hora de eliminar el maquillaje, maquillaje waterproof y protector solar. Lo pueden utilizar todo tipo de pieles, incluso las personas con piel grasa.
Las toallitas faciales no están aconsejadas a no ser que sean una excepción, irritan la piel y no limpian bien, se limitan a arrastrar la suciedad por la piel.
¿Y qué es la doble limpieza facial?
La doble limpieza implica el uso de dos limpiadores distintos. El primero es para eliminar el maquillaje, las pequeñas partículas de la contaminación y el protector solar, y el segundo es para limpiar más a fondo y asegurarse de que no queda ningún residuo, por ello se recomienda que el primero sea limpiador a base de aceite seguido de un limpiador de base acuosa. Se recomienda por la noche ya que por la mañana no tenemos la piel tan sucia. Es especialmente útil para aquellas personas que se maquillan y replican el protector solar a menudo y diría que imprescindible para aquellas que utilizan maquillaje waterproof.
Para pieles secas o sensibles, la doble limpieza puede ser demasiado fuerte, es muy importante elegir bien los productos, para que la piel no se reseque.
Además de asegurarnos de que no queda ningún residuo en la piel, la doble limpieza la prepara la piel para la aplicación posterior de cualquier otro producto, ayuda a que este penetre mejor.
Las tres reglas de oro de la limpieza de la piel
1. Límpiate la cara por la mañana y sobre todo por la noche. La limpieza de la noche es la más importante, necesitamos eliminar el maquillaje, el protector solar y las pequeñas partículas de contaminación. Si no lo haces, acentuaremos imperfecciones y el envejecimiento prematuro de la piel.
2. Si te limpias con agua, siempre debe estar tibia. El agua fría es menos eficaz para eliminar los aceites de la piel y el agua caliente puede provocar sequedad e irritación de la piel.
3. Debes utilizar una toalla especial para secarte la cara, cuanto más suave mejor, seca a suaves toquecitos. No hace falta que frotes enérgicamente la piel al secarla, solo conseguirás irritarla y que te salgan más arrugas.
Doble limpieza
El concepto de doble limpieza facial se ha extendido en los últimos años. Para las personas más cínicas, se trata de otra moda pasajera de belleza inventada para hacernos desembolsar un dinero que nos ha costado mucho ganar. La doble limpieza en el sentido tradicional implica el uso de dos limpiadores distintos.
El primero es para eliminar el maquillaje y el protector solar, y el segundo es para limpiar más a fondo y asegurarse de que no queda ningún residuo. Muchas personas recomendarán un limpiador a base de aceite seguido de un limpiador espumoso. En realidad, al igual que sucede con la mayoría de los casos, es difícil ser tan prescriptivo. Para muchas personas (por ejemplo, las que tienen acné o piel propensa a las imperfecciones), recomendaría evitar los aceites limpiadores; un agua micelar podría ser más apropiada. Para quienes tienen piel seca o sensible, la doble limpieza podría traducirse en una «limpieza excesiva» y en irritación. Es fundamental elegir los productos adecuados para nuestro tipo de piel, pero también hay que aplicar el sentido común. La doble limpieza puede ser útil por la noche para eliminar el maquillaje intenso, pero por lo demás puede ser innecesaria. Muchas personas ya utilizan la doble limpieza sin darse cuenta.
Si utilizas un desmaquillador seguido de un limpiador espumoso, eso es también un ejemplo de doble limpieza facial. En su forma más básica, significa simplemente que se está limpiando la piel dos veces. La ventaja de la doble limpieza es que nos aseguramos de que no queda ningún resto de maquillaje, protector solar ni otros productos del cuidado de la piel aplicados durante el día. Además, prepara la piel para la aplicación posterior de cualquier otro tratamiento tópico.
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